
La Residencia de la Inmaculada de Coria acogió el jueves 13 de noviembre de 2025 una nueva jornada de Formación Permanente del Clero de la Diócesis de Coria-Cáceres, centrada en el tema: “El sacerdote, a la luz del proceso sinodal”. El encuentro reunió durante toda la mañana a numerosos sacerdotes diocesanos en un clima de oración, estudio y fraternidad, concluyendo con una comida compartida como signo de comunión presbiteral.
La reflexión se articuló en torno a los textos del magisterio reciente del Papa León XIV sobre la sinodalidad, especialmente sus intervenciones en la Vigilia de Pentecostés, en el encuentro con los obispos italianos y en la apertura del curso pastoral en Roma. En ellas, el Santo Padre ha insistido en que “la sinodalidad es el modo en que el Espíritu modela a la Iglesia”, recordando que “Dios no es soledad, sino comunidad en sí mismo”.
El ponente destacó que la sinodalidad no es una estructura nueva, sino “el modo de ser de la Iglesia desde los Apóstoles”, un estilo que implica comunión, participación y misión. “No se trata de un cambio de fachada —explicó—, sino de un reto de coherencia cristiana que nos llama a ser más Cristo y más Iglesia”.
Durante la exposición se abordaron los cinco grandes desafíos del documento final del Sínodo:
- Espiritual, con apertura al Espíritu Santo como fuente de vida y discernimiento.
- Comunitario, para fortalecer la comunión entre los creyentes como signo de credibilidad.
- Ecuménico, en favor de la unidad entre las confesiones cristianas.
- Participativo, con mayor corresponsabilidad laical y revisión de estructuras.
- Misionero, con atención a los nuevos lenguajes y realidades sociales, especialmente las digitales.
En el ámbito sacerdotal, se subrayó que el presbítero “no es un levita separado del pueblo, sino un servidor que se santifica sirviendo”. Se insistió en la necesidad de caminar con el pueblo de Dios, discerniendo junto a las comunidades y promoviendo la corresponsabilidad pastoral: “La Iglesia es jerárquica, pero su autoridad solo se entiende como servicio”.
Asimismo, se recordó que no hay Cristo sin Iglesia, ni Iglesia sin Cristo, y que la verdadera renovación solo será posible desde una conversión personal y pastoral centrada en la Eucaristía y la unidad presbiteral.
En el tramo final de la jornada, los participantes dialogaron sobre la fase de implementación del Sínodo, que se desarrollará hasta 2026, con vistas a las futuras asambleas diocesanas. Se animó a los sacerdotes a leer y trabajar el documento final no como una teoría, sino como guía práctica para transformar la vida parroquial y fortalecer la comunión eclesial.
El encuentro concluyó con un tono esperanzador: “La sinodalidad es la única forma de ser Iglesia, porque es la Iglesia de Cristo. Es el tiempo de la gracia, el tiempo de caminar juntos”. Con esta jornada formativa, la diócesis reafirma su compromiso con una Iglesia en salida, fraterna y corresponsable, donde cada sacerdote sea testigo de comunión y servicio al estilo de Cristo.






