El Seminario Mayor Diocesano de Cáceres acogió el miércoles 12 de noviembre de 2025 un encuentro de formación y reflexión bajo el lema “La alegría de caminar juntos”, centrado en el proceso sinodal que vive la Iglesia universal. La conferencia, organizada por la Diócesis de Coria-Cáceres, fue impartida por Mons. Luis Marín de San Martín, subsecretario de la Secretaría General del Sínodo, quien ofreció su testimonio y experiencia sobre la sinodalidad como estilo de vida eclesial.
El prelado explicó que la sinodalidad no es una moda, sino la esencia misma de la Iglesia, “una Iglesia familia de Dios, unida a Cristo, dinámica y evangelizadora”. Subrayó que ser cristiano implica caminar juntos, en comunión y corresponsabilidad, “nunca en el aislamiento ni en el individualismo”.
Durante su intervención, Mons. Marín recordó que la sinodalidad nace del Evangelio y de los primeros tiempos de la Iglesia, impulsada por el Concilio Vaticano II y hoy reavivada por el Papa Leon XIV como un proceso de escucha, discernimiento y participación. “No se trata de una estructura ni de un reparto de poder —señaló—, sino de una cuestión de coherencia con nuestra fe. Nos jugamos la autenticidad de la Iglesia”.
El subsecretario del Sínodo insistió en que este camino comienza con una profunda conversión del corazón, que permita pasar de una Iglesia “que habla mucho” a una Iglesia “que escucha más, entre nosotros y al Espíritu Santo”. Destacó la humildad, la oración y el amor como actitudes indispensables para vivir este proceso, donde las diferencias se asumen como riqueza y no como amenaza: “No podemos aspirar a una Iglesia fotocopia, sino a una Iglesia familia, donde las diversidades se abrazan en el amor de Cristo”.
En su reflexión, Mons. Marín también analizó los desafíos actuales: la indiferencia, el clericalismo, la pérdida del sentido comunitario y el individualismo espiritual. Frente a ello, afirmó con firmeza que “la sinodalidad es la única forma de ser Iglesia, porque es la Iglesia de Cristo”, una Iglesia viva, abierta al mundo y guiada por el Espíritu.
“El Espíritu Santo nos necesita —advirtió—. Podemos ser cauces de su acción o, por el contrario, frustrarla con nuestra falta de participación. La sinodalidad nos hace más coherentes, más comunitarios y más misioneros. Es la respuesta de Dios para este tiempo de crisis, de soledad y de guerra: más Cristo, más Iglesia”.
El encuentro concluyó con un mensaje de esperanza: “Caminar juntos no es solo una tarea, es una alegría”, recordó el ponente. “Cristo entusiasma, y la sinodalidad nos devuelve ese entusiasmo por anunciar su presencia viva en medio del pueblo”.
Con esta conferencia, la diócesis renovó su compromiso con la Iglesia sinodal que impulsa el Papa Leon XIV, una Iglesia que escucha, discierne y camina unida, animada por la alegría de la fe compartida.