Noticias
Home Noticias Decálogo de Cómo Vivir la fe en el Verano

Decálogo de Cómo Vivir la fe en el Verano

Fecha: 9 de julio de 2024
  1. Un cristiano, en verano, no esconde ni guarda su fe como quien deja en el armario el abrigo de invierno. Somos cristianos siempre y, por lo tanto, nuestra comunión con Cristo ha de ser constante.
  2. La vida cristiana no se sostiene solamente en el “ser más o menos buenos”. Bueno al cien por cien, sólo es Dios. Por ello mismo este tiempo es propicio para no olvidar a Dios y ser rostros vivos de su presencia. Las prisas son enemigas de la caridad sin ruido.
  3. Sin oración, un cristiano, es un molino paralizado. La oración nos hace fuertes, nos clarifica, nos hace reflexionar y llevar a cabo la voluntad del Padre.
  4. La Eucaristía (además de obligación moral) es una necesidad física y espiritual. Si ya con ella nos resulta llevar una vida relativamente cristiana, sin ella nos convertimos en marionetas del mundo: Quedamos a merced del escaparate que nos presenta.
  5. En verano vamos buscando el sol. El culto al cuerpo no puede estar por encima de la adoración a Dios. Él sí que es el único Sol de justicia. Es quien broncea de verdad aquellas entrañas que, sin verlas, sabemos que son importantes para ser solidarios con los demás y amantes de Dios: el corazón y el alma.
  6. “Dime lo qué lees y te diré cómo piensas”. ¿Acaso un cristiano no ha de nutrirse con palabras de esperanza? Un buen libro, con criterios cristianos, será garantía de un pensamiento recto, de una conciencia lúcida.
  7. La Creación la ha puesto Dios para nuestro deleite. Nuestra tierra está sometida a una constante alteración y degradación fruto de las ansias de disfrute del hombre. Respetemos el entorno donde descansamos y gocemos de tantas cosas buenas que el Señor pone a nuestro alcance. Cuesta siglos repoblar la tierra, sólo un momento el incendiarla.
  8. La belleza, el arte, la música… nos puede llevar al encuentro y al disfrute personal de Dios. Un santuario es una puerta abierta a la fe. María Virgen es una mano que nos empuja hacia el Señor. La grandiosidad de un templo es un aperitivo de la gloria que nos aguarda en el cielo. ¡Disfruta de la huella que el hombre ha dejado a través del arte y como fruto de su fe!
  9. El silencio y la contemplación durante un paseo junto al mar. La escalada o la caminata por la montaña, como signo de nuestro esfuerzo por llegar al cielo. Nuestro descanso como antesala de lo que un día desea Dios para cada uno de nosotros… pueden ser reflexiones que nos ayuden a vivir este tiempo estival con sentido cristiano.
  10. En el valle o en el mar, en la montaña o en una aldea, adentrados en el bosque o perdidos en un desierto. Frente a una catedral o por las calles de una gran ciudad: no olvidemos que somos cristianos. No olvidemos que, Dios, va con nosotros.

¡Feliz tiempo de verano¡